Cosmovisión mesoamericana. La vida y la muerte como una misma esencia

31 de octubre de 2024 - 12:00 a. m.
Cosmovisión mesoamericana. La vida y la muerte como una misma esencia

María Luisa Martell Contreras

 Mtra. en Antropología Sociocultural

 

La cosmovisión (entendida de forma general, como un conjunto de creencias que un grupo social tiene acerca de la realidad) de los grupos mesoamericanos se centraba en la explicación del origen y la organización del universo, la creación de la humanidad, la interacción entre los dioses, el hombre y sus dioses, así como, del hombre con la naturaleza.

Los mitos de origen del cosmos y del hombre mismo formaban parte de la narrativa de los grupos mesoamericanos. Para ellos, el plano terrestre (es decir, la tierra) era el centro del universo y se asociaba a cuatro rumbos y a un color. De esta manera, el Norte estaba relacionado con el color negro, el Sur con el azul, el Este con el blanco y el Oeste, que es en dónde se oculta el sol, con el rojo.

El cosmos, el hombre y la vida en sí, tenían su sustento en un proceso de creación y destrucción. El desarrollo de la vida de los grupos mesoamericanos era equiparable al desarrollo de las plantas y, a todos los elementos comestibles que otorgaban vida, como el maíz; razón por la cual la agricultura era de vital importancia para su subsistencia.

 Los ciclos agrícolas, de siembra y cosecha, tenían un profundo simbolismo y eran tan importantes que incluso, estaban representados en rituales como el juego de pelota; un juego ceremonial que simbolizaba (entre otras cosas) a través del vaivén de la pelota de hule, el movimiento de los cuerpos celestes, el sol y la luna; elementos de suma relevancia para la agricultura.

 La muerte como parte de la vida fue una constante en Mesoamérica. Una continuidad en donde la vida antecede a la muerte y esta, a su vez, da inicio a la vida. En ese sentido, el culto a la muerte se encuentra presente en muchas representaciones escultóricas e iconográficas de los grupos mesoamericanos.

Mictlantecuhtlli, para la cosmovisión nahua, era el dios de la muerte en su representación masculina (Mictecacihuatl, era la parte femenina). Mictlan, era el lugar de los muertos y se encontraba en el inframundo debajo del plano terrestre, pues desde esta perspectiva el universo, estaba divido en tres niveles: la tierra o plano terrestre, el supramundo hacia la parte superior y que constaba de 13 niveles según los grupos del Altiplano y, el inframundo; que constaba de 9 niveles y al cual se podía acceder a través de los cerros y las cuevas, lugares en donde se encontraban las fauces del mounstro de la tierra.

El camino al inframundo, lugar del señor de la muerte y, a donde llegaban todos aquellos que habían muerto por causas distintas a la guerra, parto o agua; no era tarea fácil. Los fallecidos debían transitar por los nueve niveles y pasar arduas pruebas para alcanzar la vida eterna. El primer nivel, el lugar de los perros en donde un xoloitzcuintle (una especie de cánido de la época que se caracteriza por no tener pelaje) les ayudaba a cruzar un río, era seguido por un segundo nivel, el lugar de los cerros que se juntan, en donde los muertos debían pasar con cuidado entre dos cerros para acceder al tercer nivel, que era, el lugar de los pedernales filosos; una montaña llena de estas piedras y en donde caminar les causaba mucho dolor físico. Y así en lo sucesivo, después de pasar entre filosas obsidianas que cortaban su cuerpo, someterse a vientos violentos que no les permitían avanzar, verse expuestos a arqueros que les disparaban flechas y, jaguares que comían sus corazones; lograban llegar a las nueve aguas en dónde su alma se liberaba de toda atadura y se integraba al cosmos y a la existencia misma.

Cabe señalar que de este culto a la muerte, se tiene referencia desde la época más temprana en la que habitaron los grupos mesoamericanos y, que de acuerdo a las investigaciones arqueológicas se sitúa aproximadamente 2500 años antes de la era actual; con los grupos Olmecas, una de las culturas más antiguas y representativas para Mesoamérica que habitaron en la parte Sur de Veracruz, durante el periodo conocido como Preclásico.

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